Al fin amigos tras una larga preparación de meses (pronto empezará en agosto) llega esta esperada época de paz y prosperidad, consumismo, felicidad obligada y una larga, larga lista de cenas, comidas y demás actos culinarios en los que saciar nuestro hambre y nuestras ganas de ver a la familia. Eso es, Papa Noel ha llegado este año con el saco lleno de consumo. No hay más que salir a dar un paseo a eso de las 7 o las 8 de la tarde para comprobar el impulsivo afán que tenemos los españoles por gastar y gastar. Por no hablar del gran bien que hacen las luces navideñas colgadas desde noviembre a nuestro impoluto medio ambiente. Al parecer necesitamos fechas concretas en las que ser felices, no vaya a ser que se nos agote este bien nuestro tan preciado como es la felicidad. Resulta irónico que despilfarremos recursos naturales y destrocemos nuestro planeta día a día y que escatimemos en bondad, alegría y felicidad (os aseguro que escatimamos y mucho). En fin para los pocos resignados que como yo esperamos que la navidad pase lo antes posible y que queremos volver a nuestra ardua y tortuosa rutina os deseo una muy, muy, muy “feliz” navidad y un prospero año nuevo (ojala sin esta estúpida tradición de derroche sin motivo).
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