jueves, 31 de enero de 2008

Fantasía de la vida


Duerme la ciudad. Calles mojadas, vacías, después de un día de una lluvia constante, cansada. La pareja del quinto vuelve a discutir como de costumbre, la misma costumbre que hace a todo el edificio no descolgar el teléfono y llamar a la policía. Él acaba de llegar, borracho de trabajo y güisqui. “¡Zorra!” aúllan las paredes. En mi cabeza pido que se callen. “¡Que me deje dormir!, ¡Que la mate!”. Otro grito, un cristal roto, un portazo. Ella llora algo al final de la escalera que no distingo. Al final cesan los gritos y me alegro. El temprano alarido de una vecina anuncia el fatal desenlace. Él ha huido colgado de una soga balanceándose en círculos sobre el cuerpo de aquella…aquella a la que un día dijo te quiero, aquella por la que solía mostrar cariño, inexistente, aquella que se aferró con un “sí quiero” al infierno, su infierno. Un infierno de insultos, golpes y silencio. Y todo por amor de un sexo superior, basto y cobarde, incapaz de pedir perdón de sentir siquiera una leve sensación de remordimiento…de lástima ¿Qué es esto comparado con el miedo y la impotencia? Nada, como ella, un simple objeto al que reprimir, dar la vida, la felicidad o la muerte, a mi antojo. Por derecho propio, por ser mía…

martes, 22 de enero de 2008



Villa-Rosa en la plaza de Santa Ana…desde aquí se gobernó el país entre 1923 y 1929 con aquella dictadura que entró en España como Pedro por su casa sin que nadie pidiese cuentas a un dictador que pasaba sus ratos libres y no libres en esta “casa de señoritas” mientras jugaba a legislar su tan amado país. El susodicho general era Primo de Rivera. Miguel, no aquel José Antonio que fundó el Movimiento Español Sindicalista que desembocaría en la Falange Española. Historia de España señores.

domingo, 20 de enero de 2008






Mañana invernal en el Jardín Botánico. Solo fotógrafos, bonsáis y carteles sin plantas pero una bonita luz matinal. Curiosa visita fuera de temporada, disfruté de un agradable paseo. Y de la relajación del Botánico al bullicio de la Gran Vía. Bonito día…(pinchar en la imagen para ampliar)

sábado, 19 de enero de 2008

Cuando me lo contaron sentí el frio
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoye contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma,
¡y entonces comprendí por qué se llora!
¡y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor...con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?...un fiel amigo...
Me hacía un gran favor...le di las gracias.

Siempre me ha gustado este poema de Becquer. Lo escribió al parecer cuando se enteró de que Julia Espín, su gran amor, se iba con otros. Todos tuvimos, tenemos o tendremos a Julia alguna vez...Todos temeremos a los fieles amigos...